29 enero 2015

TODOS DIFERENTES, TODOS IGUALES

Era un jueves como todos los demás cuando Jaime fue al colegio. Sus padres no querían llevarlo a clase porque decían que estaba muy lejos y que les daba pereza, así que Jaime tardaba casi una hora y media en llegar al colegio. Tenía que coger un tren que le llevaba cerca de la casa de su abuela (que era donde desayunaba). Tras haberse tomado el desayuno tenía que andar un poco hasta llegar a la parada del autobús; después debía coger otros dos autobuses hasta llegar al colegio.

Quizá porque sus padres no le querían o le prestaban poca atención debido al trabajo, Jaime se sentía un poco solo. Y también se sentía así porque sus compañeros se metían con él y le decían cosas despreciables de él y su familia. Simplemente porque Jaime tenía los ojos un poco rasgados ya que su padre era oriental y la piel un poco oscura porque su madre era de África, sus compañeros ya le veían diferente al resto.

A pesar de todas esas cosas, sí había alguien a quien Jaime realmente apreciara: era su mejor amiga Tania. Se conocian desde bien pequeños porque habían ido a la misma guardería. Tania era una persona increíble. Era totalmente diferente a los demás, tenía una característica que los otros niños no tenían: respeto. Si alguna vez insultaban a Jaime o le decían algo, Tania siempre estaba ahí para ayudarle y decirle que no les escuchara, que solo decían tonterías.

Todo el mundo era muy amigo de Tania quizás porque era una niña, de doce años, muy guapa y además todo el mundo la respetaba. Por eso, cuando les decía a los demás que no se metieran con Jaime, nadie replicaba, pero aún así lo seguían haciendo.
        
Jaime intentaba hacer comprender a los demás que era una tontería todo aquel lío que montaban cada vez que él hablaba en clase para responder o para hacer una pregunta; pero era imposible, pues sus compañeros nunca lo aceptaban. Aunque los profesores les hubieran castigado o mandado copiar les daba igual, pues al parecer, toda aquella historia les gustaba.
        
Cuando algunos días las clases acababan más tarde que de costumbre, Jaime se iba a casa de Tania a comer.
        
Tania vivía en una pequeña casita a las afueras de la ciudad pero estaba relativamente cerca del colegio. Al igual que Tania su madre también era un encanto de persona. Invitaba a Jaime a comer, le cuidaba y hacía que su vida mejorara cada vez que estaba allí. Tania y su madre vivían juntas porque sus padres se habían divorciado. Algunas veces cuando tenía muchos deberes se quedaba en casa de Tania y los hacían juntos. A Jaime le costaba aprender las cosas; cada vez que necesitaba ayuda se lo preguntaba a la madre de Tania que antes había sido profesora. Para Jaime, esa era su primera casa porque pasaba más tiempo allí que en su casa.
        
Una semana más tarde la profesora les dijo a los alumnos que había venido una niña nueva al instituto. 
       
La niña estaba escondida detrás de la profesora. Cuando se apartó, todos pudieron ver que era una niña de pelo largo y bastante rizado. Vestía unos vaqueros largos que parecían estar rotos; llevaba una camiseta de color verde con flores y unas sandalias.
        
La profesora le pidió que escogiera un sitio. El único que estaba libre era una mesa que había al fondo de la clase. Mientras caminaba hacia el final de la clase, los chicos comenzaron a cuchichear.
        
Antes de sentarse, una de las niñas de la clases le preguntó su nombre. Ella con una voz muy bajita que apenas se podía escuchar dijo:
        
- Minachu- después se sentó en una silla y de una mochila que llevaba a la espalda sacó un cuaderno y un estuche de color rosa; también sacó un boli azul y otro rojo y se preparó para la clase.
        
Cuando sonó la sirena para ir al recreo, Minachu se asustó porque no sabía lo que era. Rápidamente Tania la vio y se acercó a ella. Estaba sentada en su sitio con al cabeza baja. Tania le explicó lo que era aquel ruido y le dijo que no se preocupara, pero no dijo nada, simplemente levantó la cabeza. Como Tania vio que no se movía, la cogió de la mano, la levantó de la silla y se fueron juntas al recreo. 
       
Minachu se asombró un poco al ver tantos niños jugando y corriendo, le parecía que  había demasiado ruido para su gusto. 
       
Se sentaron en un banco del patio pero Minachu seguía sin decir ni una sola palabra. Al cabo de un rato por fin dijo:
- Me gustan mucho tus zapatillas - luego se volvió a callar. Tania la miró asombrada y le dio las gracias.
        
Después estuvieron hablando un buen rato y Minachu le dijo que era del Sahara. Tania tenía muchísima curiosidad por saber cosas de otras religiones asi que le estuvo preguntando un montón de cosas sobre ella y su familia.

Como Minachu no se había traído nada para comer, tenía mucha hambre así que fueron a la cafetería a por un bocadillo. Cuando llegaron, se pusieron a la cola para esperar pero mientras estaban allí se acercó Sergio, el chico más  "chulito" de todo el instituto. Casi todo el mundo tenía miedo de él; porque insultaba a todos. Incluso Tania sabía que era imposible decirle nada porque no iba a cambiar. 
        
Se acercó a Minachu y empezó a decir cosas malas de ella, que simplemente por ser de otro color de piel ya era tonta, que no podía comprar en la cafetería... y algunas cosas más.
        
Tenía la cabeza agachada y de pronto la levantó y con una voz muy alta, casi gritando se puso a decirle a Sergio unas cuantas cositas sobre su mal comporamiento y su respeto hacia las demás personas.
        
Cuando Minachu se calló todo el mundo alrededor, incluido Sergio, estaban muy asombrados por el comportamiento de Minachu.
        
Sergio se había quedado con una cara de atontado por todo lo que acababa de pasar, ya le daba un poco de miedo replicarle por si le decía alguna otra cosa. Sin decir palabra Sergio salió por la puerta y antes de que pudiera irse Minachu le dijo:
- No quiero que vuelvas a meterte con nadie más en el instituto. Ya sea por el color de su piel, su religión o lo que sea.

Desde aquel momento Sergio no volvió a decir nada a nadie y era más sociable con otras personas incluso también con Jaime. 
       
Jaime, Tania y Minachu fueron mejores amigos para siempre y nunca se separaron.
       
Está claro que Sergio aprendió la lección, no hay que meterse con nadie ya fuese por su raza, país de nacimiento... todos somos iguales.
      
Y espero que después de haber leído esto ¡¡vosotros también hayáis aprendido algo!!
   

       MARÍA OLIVAS PÉREZ


(Relato ganador del I Concurso de Relatos para Jóvenes 
"Contra el Racismo y la Xenofobia") 

27 enero 2015

I CONCURSO DE RELATOS PARA JÓVENES "CONTRA EL RACISMO Y LA XENOFOBIA"


Querid@s amig@s, la Asociación Cultural Obatalá tiene el placer de informaros de que la ganadora del I Concurso de Relatos para jóvenes “Contra el Racismo y la Xenofobia”  ha sido MARÍA OLIVAS PÉREZ, con su relato TODOS DIFERENTES, TODOS IGUALES.


Os agradecemos muchísimo vuestra participación y os animamos a seguir escribiendo, así como a seguir demostrando vuestra tolerancia y vuestro respeto a “lo diferente”, algo de lo que debéis sentiros muy orgullos@s.

Finalmente, queremos informaros de que la entrega de premios tendrá lugar el próximo jueves 5 de febrero a las 19:00 horas en el Centro Cívico El Cerro de Coslada. Os esperamos.